Conocemos como tarjetas revolving a un tipo de tarjeta de crédito que permite aplazar los pagos en lugar de liquidar todo el crédito de golpe periódicamente. Al menos así es como las comercializan las entidades financieras, porque si prestamos más atención al funcionamiento de estos productos veremos que en realidad se trata de pequeños préstamos al consumo.
Con una definición tan opaca, no debe extrañarnos que la mayoría de personas que contratan o utilizan una tarjeta revolving lo hagan sin saberlo. Y es que las financieras no están explicando en detalle el funcionamiento de estas tarjetas.
En consecuencia, muchos usuarios y usuarias se dan cuenta de que tienen activa una revolving porque de pronto se dan cuenta de que llevan meses pagando las cuotas sin que su deuda desaparezca. ¿Cómo es esto posible?
Nuestro artículo de hoy explicará qué son las tarjetas revolving, así como los derechos que como consumidores y usuarios tenemos a la hora de deshacernos de una de ellas. Recuerda, en Habet Abogados contamos con experiencia en Derecho Bancario y podemos librarte de tus productos tóxicos.
¿Qué es una tarjeta revolving?
Como decimos, cuando un banco o entidad financiera ofrece una tarjeta revolving explica que se trata de una tarjeta de crédito que permite aplazar los pagos. Básicamente, el usuario o usuaria dispone de una “cartera” de crédito que puede utilizar en sus compras diarias.
Una tarjeta de crédito normal implicaría la obligación de devolver todo el crédito dispuesto en el momento de liquidación. Sin embargo, con este tipo de producto se puede devolver solo parte de este crédito, dejando el pago del resto para un momento posterior.
Aunque esto pueda parecer una ventaja, no podemos perder de vista la letra pequeña. Y es que, como resulta de esperar, todos los créditos aplazados generan intereses. Por otro lado, lo más habitual es que conforme vayamos pagando el crédito volvamos a tener ese dinero disponible.
Todo esto lo cierra el detalle de que la mayoría de las tarjetas revolving tienen un límite a los pagos que se pueden realizar para amortizar tu deuda. En consecuencia, podemos llegar a una situación en que nuestros pagos solo puedan cubrir los intereses, sin conseguir cancelar la deuda en ningún momento.
Lo cual explica la verdadera naturaleza de las tarjetas revolving:
- Jurídicamente, la tarjeta es un soporte que documenta un préstamo al consumo anticipado. Realmente no se trata de una tarjeta de crédito, sino de un préstamo preconcedido.
- Financieramente, la operación presenta una complejidad no perceptible a simple vista, que puede derivar en una espiral de deuda impagable.
Pero, ¿cómo escapar de una tarjeta revolving, si no podemos pagar la deuda?
Las vías de escape de las tarjetas revolving
Como en cualquier otro negocio financiero, cuando una entidad ofrece este tipo de tarjetas debe informar clara y transparentemente a sus clientes de las implicaciones legales y económicas de contratar el producto. Esto no suele ocurrir, por lo que podríamos alegar un vicio en el consentimiento, ya que los clientes no suelen saber exactamente qué tipo de producto están adquiriendo.
Sin embargo, la vía de ataque idónea ante una tarjeta revolving es la Ley sobre Nulidad de los Contratos de Préstamos Usurarios. Por sorprendente que pueda parecer, es esta ley de 1908 la más efectiva para proteger a las víctimas de estos productos tóxicos.
Y es que, como hemos explicado, las tarjetas revolving no son tarjetas de crédito, sino préstamos preconcedidos. Si tenemos en cuenta los intereses que se están aplicando nos encontraremos con un préstamo usurario, que es aquel:
<<[...] en que se estipule un interés notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso o en condiciones tales que resulte aquel leonino, habiendo motivos para estimar que ha sido aceptado por el prestatario a causa de su situación angustiosa, de su inexperiencia o de lo limitado de sus facultades mentales>>.
Entonces, ¿puedo cancelar una tarjeta revolving?
Sí, pero no por la vía del pago. La antedicha ley permite anular aquellos préstamos que se consideran usurarios. Atendiendo a la doctrina y jurisprudencia actual, los préstamos preconcedidos asociados a las tarjetas revolving tienen tal consideración.
Por tanto, es posible anularlas, lo que permite a la víctima recuperar todo el dinero que haya pagado de más y, en muchas ocasiones, cancelar el crédito. Recordemos que la limitación de la cuota a devolver puede implicar que la víctima no sea capaz de cancelar su préstamo jamás, llegando a pagar tan solo los intereses. De modo que la reclamación es la única opción que permite escapar de este contrato viciado y recuperar el dinero.
Pero, ¿cómo puedo reclamar?
Próximamente dedicaremos un artículo en detalle al proceso de reclamación de las tarjetas revolving, ya que nos hemos comprometido a ofreceros herramientas para huir de estos productos tóxicos. Sin embargo, podemos anticipar que el proceso de reclamación tiene dos etapas:
- En primer lugar, una fase extrajudicial. Se tramita por medio del Servicio de Atención al Cliente, permitiéndonos reclamar tu dinero y la cancelación del crédito amistosamente.
- En segundo lugar, una fase judicial. Si la anterior no tiene éxito podremos acudir a los Tribunales. Dados los últimos pronunciamientos sobre la materia, es muy fácil que consigamos cancelar la tarjeta y/o recuperar tu dinero.
Pero el primer paso para iniciar las reclamaciones es estudiar la documentación de tu tarjeta. Por eso, si llevas tiempo pagando deudas aplazadas por compras con tu tarjeta, lo mejor es que pidas cita para que veamos si es una tarjeta revolving e iniciemos las reclamaciones.
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